Con sabor a revancha

12.10.2012 10:46

El enfrentamiento contra Los Pibes del Atrio no es uno más. El compromiso de mañana tiene un condimento extra al de enfrentarse contra los actuales punteros del Local B. 

No hizo falta demasiado recorrido histórico en los torneos que organiza Cantilo para que Troya ya tenga clásico. Solo bastó un encuentro para saber que el enfrentamiento con los próximos rivales tiene un gustito diferente.

Pocos meses pasaron del nacimiento de esta rivalidad. Basta con remontarse al campeonato pasado, cuando Troya FC militaba en las canchas del Local C. 

Los pibes del Atrio, junto con Fergashion, eran sus compañeros de categoría. Equipos que gracias a sus buenos desempeños consiguieron también el ascenso. El primero por ganar la promoción y el segundo al consagrarse campeón. 

Para adentrarnos en la raíz del amanecer de esta gran rivalidad, nos tenemos que posicionar en la última fecha del torneo pasado. Jornada número 11 del Local C. Troya estaba puntero a solo un punto de Fergashion y debía enfrentarse contra Los Pibes del Atrio, quien en ese momento estaba tercero sin chances de salir campeón y con esa posición asegurada, ya que sus inmediatos perseguidores no lo igualarían en puntos en caso de perder. 

Nada más que la victoria era la llave que abriría la puerta de la gloria para Troya, ya que Fergashion ya había ganado. En un partido vibrante, lleno de faltas y con el protagonismo de un arbitraje desastroso, el equipo dirigido en ese entonces por Cesar Giubbilini se encontró en los primeros minutos con un hombre menos. 

A pesar de la expulsión de Marcelo Villarruel, Troya consiguió ponerse en ventaja gracias a un gol de Zacarias Provoste. Con el 1 a 0 a favor el titulo de campeón era un hecho y la excitación dominó la atmósfera del partido. 

Sin embargo, hay que hacer un salto desde el gol marcado por Provoste y enfocarse en los últimos cuatro minutos que adicionó el árbitro. 

Cuatro minutos adicionales que, además de ser demasiados, marcarían la historia del conjunto celeste. Cuatro minutos en los que el árbitro vio faltas que derivaron en pelotas que caian como bombas en el área troyana. Cuatro minutos que se reducirian al ÚLTIMO MINUTO. 

Ya se había cumplido el tiempo adicional cuando una falta más fue cobrada cerca del área. Pese al reclamo de todo el plantel de Troya, el "juez" del partido insistió que el tiro libre debia ejecutarse de todas formas. Y fue en ese instante, justo en el momento en que la pelota partió del pie del hombre vestido con la camiseta de Los Pibes del Atrio, que Troya empezaba a sentir cómo el campeonato se le deslizaba de las manos. 

La trayectoria de la pelota en el aire merece un párrafo aparte. La habilidad de la esférica escapando de todas las trabas para impedir su ingreso al arco merece absoluta descripción. La comba con la que despegó del suelo estaba cargada de mal presentimiento. El roce en la barrera le dio una carga extra de mal augurio, que se confirmaría con el interminable treyecto de la pelota en el aire. El número uno troyano no pudo embolsarla, quizá por el trompo caprichoso del balon o por la potencia del disparo, pero lo cierto es que el rebote tentador quedó ahí, solito en el área chica. 

En la cabeza de todo hincha estaba la idea de que un hombre vestido de celeste reboleara muy lejos a esa última bola y que el pitazo final explotara en festejos. Pero la realidad borró con un "toque" todo el esfuerzo. Lo cierto es que "ella", a veces tan compañera y otras tan infiel, decidió correr a los brazos del botín de un rival. Tan mansa como incomprendida, le dio un beso sobre los cordones y se fue corriendo a depositarse en la red troyana. Sin saber que...  acababa de romper muchos corazones. 

El pitazo final llegó, pero justo cuando la pelota terminó de picar dentro del arco. Con el 1 a 1, Troya quedó segundo a una sola unidad de Fergashion, quien se consagró campeón gracias a esa última pelota. 

Tal vez mala suerte. Quizá escrituras del destino. Lo cierto es que solo basta esperar a que el famoso dicho futbolero tenga razón. EL FÚTBOL TE DA REVANCHA...

Matías Rocha

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lectura

Fecha: 12.10.2012 | Autor: edgardo

nunca me paso,siempre pense sentir el futbol jugandolo ,pero lo volvi a sentir leyendolo ,quiero felicitar a este maestro de la palabra, que te traslada al momento de la ejecucion de un tiro libre y dibuja con su lapiz la sensacion del ejecutor, describe la parabola de la pelota, te introduse en la lectura del cual no soy muy adicto ,sinseramente te felicito

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